Fue en conversación con la revista “Sábado” de El Mercurio, que Esteban Sánchez reveló cuál es su presente tras haber transcurrido un año del atentado que cambió su vida. “Aprender a vivir sin un ojo ha sido lo más difícil para mí”, reconoció de partida.
“Este era mi ojo diestro, con el que trabajaba, entonces he tenido que adaptarme a vivir con una visión monocular, y todavía me cuestan las distancias. Al principio era de botar las cosas de la mesa, si me quería servir bebida era un desastre, manejar tampoco podía. Y el tema estético es tremendo. Aceptar esta nueva cara, no sé, no me acostumbro”, confesó sobre su estado de salud.
Sánchez contó que se ha tenido que someter a “tres operaciones, estuve con maxilofacial, neurocirujano, del tórax, traumatólogo, otorrino, oftalmólogo, todas las especialidades, psicólogo, psiquiatra”, agregando que aún siente dormidas algunas partes de su cabeza y rostro.
Junto con revelar que a fines de febrero, volvió por primera vez a trabajar a TVN tras lo ocurrido en el sur, reconoció haberse sentido decepcionado porque nadie lo esperaba. “Lo que yo entendía, porque me lo decían siempre, es que estaban preocupados (…) Pero llegué y todos se agarraban de la cabeza, porque nadie sabía nada”, se lamentó.
En esa misma línea, el camarógrafo develó una llamada recibida en enero por parte de una abogada del canal, explicando que “no existía ánimo en el directorio para llegar a un acuerdo conmigo”.
“Hoy no me siento valorado por el canal. Eso que dijeron al principio de apoyo vitalicio fue solo para la foto. Han tenido una indiferencia fuerte conmigo. Yo siempre me topé con otro canal, pensé que era otra la forma”, reclamó Sánchez, quien según afirmó, espera llegar “a un acuerdo que compense todo lo que perdí, compense mi historia dentro y también espero que TVN empuje para encontrar la verdad, porque acá ha habido mucho desinterés”.
El profesional además aseguró que el ataque fue planificado en contra de TVN, señal televisiva que no entregó declaraciones tras la entrevista, restándose a afirmar que ambas partes llegaron a un acuerdo satisfactorio, pese a que para el hombre de 49 años “ya nada es igual. Ahora mi gran terror es que se acaba el verano y tengo que empezar a sacarme los lentes oscuros”.
“Mi familia no volvió a ser la misma, antes yo era el organizador de todas las fiestas familiares, hoy día no. Hoy paso solo con mi señora, no porque mis amigos me hayan abandonado, sino por un tema mío. Paso muchas tardes y muchos días encerrado, en mi habitación llorando”, manifestó el audiovisual antes de finalizar, manifestando que “tener un ojo menos para un camarógrafo, es como tener una pierna menos para un futbolista”.