En la última jugada del partido Magallanes logró el empate frente al Deportivo Independiente de Medellín, en un pelito donde controló el balón durante el primer tiempo, pero no supo generar peligro, el que sí provocó el equipo visitante, que convirtió al portero de los “carabeleros” en figura, y que se estaba llevando un merecido triunfo hasta que Zapata anotó y dejó la llave abierta para la revancha.
Luego de la contundente actuación frente a Always Ready de Bolivia, Magallanes enfrentaba la tercera etapa de la Copa Libertadores ante un equipo de mayor peso, el Deportivo Independiente de Medellín (DIM). Y eso se notó de inmediato en el estadio el Teniente, ya que los dirigidos de David González mostraron un mejor trabajo defensivo sin brindarle espacios a los “albicelestes”, que controlaban y rotaban el balón, su tenencia era altísima, pero no generaban peligro, el que sí producían los del “gigante de la Montaña” con cargas más directas, veloces y profundas debido a los espacios que brindaban los “carabeleros”. Y eso es ley del fútbol, controlar el balón, no es lo mismo que controlar el partido. Lo primero lo hacía Magallanes, lo segundo el DIM.
El registro del primer tiempo fue muy claro. Posesión para “La academia”. Y la figura fue también de los “carabeleros”, ya que los colombianos tuvieron las dos más claras que Gastón Rodríguez supo neutralizar. En ambas ocasiones hubo errores defensivos evidentes de Christian Vilches y Fernando Piñero, que casi manda al fondo de las redes Luciano Pons. Por lo que quedó la imagen de un pleito que Magallanes carecía de la imaginativa para poner en aprietos a Andrés Mosquera, y los descuidos en la última línea podían penarle en el segundo lapso. Tal cual sucedió.
Los forasteros volvieron, tras el descanso, un poco más adelantados en sus líneas, y su presencia en terreno magallánico fue más recurrente. A los siete minutos nuevamente Pons tuvo la opción de abrir la cuenta, pero desvío. Ever Valencia y Emerson Batalla cobraban cada vez más protagonismo y hacía ver mal a la defensa de “albiceleste” en aprietos. Rodríguez respondía en cada intento, e incluso el vertical lo salvo a los 23 minutos. El asedio de los visitantes sin ser asfixiante era contundente cada vez que rompían las líneas de retaguardia, y parecía que el gol llegaría en cualquier instante. Lo que aconteció a los 26’ cuando una serie de rebotes no pudieron ser despejados y Batalla no tuvo más que empujar el balón, tras uno de los pocos errores de Rodríguez.
Luego de la apertura del gol vinieron minutos en que Magallanes naufragó una vez más y se vio sin creatividad para doblegar a su adversario. Pero siempre está aquel que pofría, que se revela y resiste a la derrota. Éste fue Yorman Zapata, que poco a poco comenzó a ganar por la banda izquierda. Los duelos individuales le empezaron a ser favorables, por lo que ya no era hombre a hombre la marca, tenía dos adversarios que lo resguardaban. Situación que abrió espacios sus compañeros. Así fue como en una gran acción logró centrar y Tomás Aránguiz con todo el arco a su disposición perdió la oportunidad del empate, cuando quedaba poco más de un minuto de los cinco que dieron de compensación. Parecía que no habría posibilidad de cambiar el resultado. Pero en la jugada inmediata hubo presión alta, tres hombres de Magallanes tejieron por la derecha una acción que terminó con el tiro de Simón Contreras al medio del área y que encontró a Zapata, que madrugó a su marcador Jordy Monroy y con un golpe de cabeza infló las redes a falta de 35 segundos del cierre del encuentro. Premio grande para la “academia” que encontró premio en un partido que no tuvo ocasiones de gol, y su rival desperdició varias. Que fue de un juego anunciado y de fácil control, pero que encontró en el ingreso de Zapata una variante que le deja vivo y con la llave emparejada de cara a la revancha de la próxima semana en Colombia, cuando por méritos la derrota parecía lo más ajustado a la realidad del partido. Hay veces que los hechos también miran para este lado y nos dan esos obsequios inesperados.
