En mi trayectoria como especialista en psicología organizacional, tanto en la academia como en la consultoría de empresas, he sido testigo de la emergencia y el impacto de la psicología positiva en el entorno laboral. Esta perspectiva no solo es revolucionaria por su enfoque en lo positivo, sino también por su potencial preventivo. En lugar de intervenir únicamente para “reparar”, la psicología positiva nos ofrece herramientas para prevenir problemas y promover un bienestar integral en las organizaciones.
La psicología positiva, centrada en aspectos como el bienestar, la resiliencia y el optimismo, se alinea perfectamente con mi visión de cómo deberíamos abordar la salud mental y emocional en el lugar de trabajo. Se trata de una estrategia proactiva, que busca cultivar un ambiente laboral donde las personas no solo sobrevivan, sino que prosperen.
En mi experiencia, he observado cómo la implementación de prácticas basadas en la gratitud, el reconocimiento y el apoyo a la resiliencia pueden transformar una cultura organizacional. Estas prácticas no solo mejoran el ambiente laboral, sino que también potencian la productividad y la satisfacción de los empleados.
La investigación respalda estas observaciones. Así lo demuestra el estudio “Productividad y Felicidad”, desarrollado por economistas de la Universidad de Warwick, que revelaron mediante varios experimentos que, la felicidad en el trabajo, puede aumentar la productividad en un 12%. Otro hallazgo importante es que los entornos laborales positivos pueden reducir significativamente el absentismo. Estos datos no solo validan mis experiencias, sino que también subrayan la importancia de adoptar este enfoque.
Como consultor, he visto de primera mano cómo la psicología positiva puede mejorar la moral del equipo y fortalecer la lealtad de los empleados. Esto se traduce en una mejora tangible en la productividad y eficiencia, así como en una notable reducción del estrés y mejora en la salud mental de los trabajadores.
No obstante, es crucial reconocer que cada organización es única y que la implementación de estas estrategias debe adaptarse a la cultura y necesidades específicas de cada una. En mis consultorías, siempre enfatizo la importancia de personalizar los enfoques y de comprometerse genuinamente con ellos.
La psicología positiva no es simplemente una teoría; en mi experiencia, es una herramienta transformadora que puede cambiar radicalmente la manera en que interactuamos y nos desarrollamos en el lugar de trabajo. Como especialista en psicología organizacional, mi llamado a la acción para líderes y gerentes es considerar seriamente la incorporación de estos principios para crear un entorno de trabajo no solo exitoso, sino también saludable y gratificante.
Doctor en Psicología Organizacional.
Director del Magíster en Gestión de Personas y Efectividad Organizacional de la
Universidad San Sebastián