El Manchester City se proclamó campeón de la Liga de Campeones al derrotar por 1-0 al Inter de Milán en un partido donde no contó con la superioridad aplastante de otros pleitos de este torneo, aunque de todas formas fue el justo ganador, y encontró en su portero Ederson una de las figuras que les permitió ganar su primera “orejona”
¿Sorpresa? Palabra usual cuando sucede algo inesperado. Cuando las fuerzas son totalmente dispares, y el que está en una condición desmedrada dar el zarpazo y vence en una justa deportiva. Pero ¿se podría hablar de algo así en una final de la Liga de Campeones? Más allá que el Manchester City llegaba como el enrome favorito, el Inter tiene un plantel destacado, con jugadores altamente calificados. Por lo mismo el partido que pusieron los italianos en práctica y tuvo muy incómodo al conjunto inglés no podía atribuirse a algo que no estuviera en los cálculos. El Inter inicialmente le propuso un partido al “City” lo más alejado posible de la portería de André Onana, y recién en el minuto 28’ los dirigidos de Josep Guardiola lograron llegar en mayor profundidad cuando Erling Haaland se libró de su cerco defensivo y encaró y remató sin mayor oposición, pero Onana estuvo muy atento para evitar el gol.
La primera fracción ofrecería un golpe al City con la lesión de Kevin de Bruyne que salió lesionado, tal cual le pasó en la final del 2021 cuando perdieron 1-0 con el Chelsea, y fue reemplazado por Phil Foden a los 36’. Y aunque los “ciudadanos” tomaron mayor posesión de la pelota no lograron incomodar ni poner en duros aprietos a los “neroazzurri”, por lo que el empate a cero tras los 45’ iniciales parecía totalmente ajustado a lo que se vio en la cancha del estadio Ataturk de Estambul.
El Manchester City quiso incrementar su cuadal ofensivo en el segundo período, pero aumentaron también los espacios y dudas en el fondo. A los 13’ se vio plasmado cuando Manuel Akanji dudó, midió mal, y Lautaro Martínez lo madrugó y enfrentó solo a Ederson, que tuvo que cerrar el primer palo y evitó el gol del Inter.
Pero llega el momento en que aquel que busca de forma reiterada irremediablemente encontrará una vía. Y el propi Akanji quiso pagar su error, irrumpió para quebrar el bloque final del Inter. Cedió a Bernardo Silva que centró, encontró un rebote, reclamado como penal, pero Rodri no quiso perder la trayectoria de la pelota y la impactó con todas sus fuerzas para inflar la red y desatar la locura de los hinchas ciudadanos a los 22’.
El Inter debió cambiar el libreto e irse al ataque, y a los 25’ Federico Dimarco cabeceó superando a Ederson, le volvió a rebotar pero rebotó en Romelu Lukaku. A los 31’ Foden se fue solo para dar la tranquilidad en el marcador y la malogró. Después de eso el ex equipo de Iván Zamorano, Gary Medel, Alexis Sánchez, Arturo Vidal, entre otros chilenos, fue puro ímpetu en busca de la paridad, la que estuvo a punto de lograr Lukaku a los 42’, pero Ederson nuevamente se opuso. Al igual que en el último minuto de juego, para dar la tranquilidad, para dar confianza, para dar un título. Aquel que tan esquivo le había sido en las últimas temporadas al “City”, desde que invirtió cientos de millones de dólares, para pasar de un equipo de fondo de tabla a convertirse en el monarca de Europa. Y por todo lo que hizo esta temporada fue con total justicia, más allá de las dificultades de una final. Porque después de todo para lograr esta corona debía conquistarla y vencer adversidades. Y este partido se le presentó adverso, y supo ganarlo.