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El país del teleférico… pero sin trenes

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Por Ricardo Rincón G. – Abogado

El reciente anuncio de que el Teleférico Pío Nono, en Santiago, alcanza un 90% de avance, puede parecer una buena noticia para los capitalinos. Y lo es. Pero para quienes miramos desde regiones, lo que revela es un nuevo progreso centrado en la capital, que de ser posible en regiones difícilmente se evaluaría siquiera. 

Esta moderna infraestructura conectará el Zoológico Nacional con la cima del cerro San Cristóbal, a través de un trazado de apenas un kilómetro, con tres estaciones —Pío Nono, Chile Nativo y Plaza México—, concebidas más como experiencia urbana que como solución de movilidad. Una postal más para la capital, financiada sin sobresaltos. Y con ella, se consolida la certeza de que, en materia de transporte público, el Estado chileno no otorgas la misma relevancia al resto del país.

Mientras Santiago suma teleféricos turísticos, el país ferroviario sigue detenido. No hay tren entre Santiago y Concepción, menos aún entre Arica y Puerto Montt. Las regiones deben conformarse con tramos de baja inversión, mantenimientos parciales, promesas que se renuevan cada gobierno. La Empresa de los Ferrocarriles del Estado (EFE), que debiera liderar la conectividad territorial, apenas sobrevive entre planes quinquenales, deudas y obras fragmentadas.

En cambio, Metro S.A. y proyectos como el teleférico operan con modelos llave en mano, con financiamiento asegurado por el presupuesto nacional, sin necesidad de endeudarse ni suplicar rentabilidad social. El trato es tan desigual que incluso proyectos ferroviarios de interés estructural —como el Biotrén a Lota o el ramal Talca-Constitución— deben ser cofinanciados por Gobiernos Regionales, postular a fondos FNDR o comprometerse a “fases piloto” para recibir atención.

El teleférico Pío Nono, por ende, no es solo una obra más. Es el símbolo de una política pública que ha renunciado al modo ferroviario nacional como eje de desarrollo, mientras se dedica a embellecer los íconos urbanos de Santiago.

¿Y el resto de Chile? Que espere. Que postule. Que se endeude. O que viaje en bus.

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