La reciente declaración del directorio de Televisión Nacional de Chile (TVN), reconociendo la inviabilidad económica del canal bajo su modelo actual, marca un punto de inflexión en la historia de la televisión pública chilena. Este reconocimiento no solo evidencia una crisis financiera, sino que también pone de manifiesto la necesidad urgente de repensar el rol y la estructura de TVN en el ecosistema mediático contemporáneo.
El presidente del directorio, Francisco Vidal, ha sido claro en señalar que no se autorizará más endeudamiento para financiar el gasto corriente, instando al gobierno y al Congreso a tomar decisiones de fondo sobre el futuro del canal . Esta postura refleja una responsabilidad institucional, pero también plantea interrogantes sobre las estrategias adoptadas en los últimos años y la capacidad de adaptación de TVN a los cambios tecnológicos y de consumo de medios.
La expresidenta del directorio, Ana Holuigue, ha criticado las decisiones programáticas recientes, argumentando que durante su gestión se implementaron medidas de austeridad y reestructuración que permitieron entregar un canal viable . Estas diferencias evidencian la falta de una visión unificada y estratégica para enfrentar los desafíos que enfrenta la televisión pública.
En este contexto, es fundamental que TVN no solo busque soluciones financieras, sino que también redefina su misión y modelo operativo. La televisión pública debe ser un espacio de pluralismo, cultura y servicio a la ciudadanía, adaptándose a las nuevas plataformas digitales y formas de consumo sin perder su esencia.
La crisis actual puede ser una oportunidad para que TVN se reinvente, fortaleciendo su rol como medio público independiente y sostenible. Para ello, se requiere un compromiso conjunto del Estado, la sociedad civil y los profesionales del canal, orientado a construir una televisión pública que responda a las necesidades y expectativas de la ciudadanía en el siglo XXI.