Raúl Alarcón Hermosilla, exjefe de la DGAC en el aeropuerto de Calama, fue sentenciado a 5 años de cárcel tras descubrirse que facilitaba operaciones del Tren de Aragua desde su vivienda fiscal, donde se encontraron drogas, armas y una red criminal operando desde el interior del Estado.
Lo que comenzó como una vida profesional intachable terminó en un escándalo criminal. Raúl Antonio Alarcón Hermosilla, entonces alto funcionario de la DGAC en el aeropuerto El Loa, fue condenado a cinco años de prisión luego que se comprobara su relación directa con el Tren de Aragua. En su casa fiscal no solo se encontraron armas y drogas, sino que también albergó durante cuatro meses a tres bailarinas exóticas —una de ellas su pareja— con quienes, según la investigación, se consumía y traficaba cocaína y marihuana. La vivienda también era usada por “El Chino”, un peligroso delincuente venezolano implicado en tráfico de drogas y secuestros, y quien usó el lugar para esconder armamento.
Tras la revelación del caso, el diputado Sebastián Videla exigió medidas inmediatas y una limpieza total en la Dirección General de Aeronáutica Civil. Solicitó una reunión urgente con el director nacional de la entidad, así como un listado completo de quienes trabajaron con Alarcón para descartar más posibles infiltraciones. El caso ha encendido las alertas sobre la presencia del crimen organizado en instituciones del Estado, mostrando cómo redes delictuales pueden operar con apoyo interno y acceso a infraestructuras críticas del país.