El certificado de defunción del icónico líder de Black Sabbath confirmó que su deceso se debió a un infarto, en medio de un delicado estado de salud marcado por el Parkinson y una enfermedad coronaria.
Este martes se conoció el certificado de defunción de Ozzy Osbourne, el histórico vocalista de Black Sabbath, quien falleció el pasado 22 de julio a los 75 años. El documento indica que la causa de muerte fue un paro cardíaco fuera del hospital, provocado por un infarto agudo al miocardio, en el contexto de una enfermedad coronaria y Parkinson con disfunción autonómica.
En el documento oficial, su familia definió su ocupación como “compositor, intérprete y leyenda del rock”. La muerte del músico ocurrió pocas semanas después de su emotivo concierto de despedida en Birmingham, donde compartió escenario por última vez con sus antiguos compañeros de banda, cerrando una carrera que marcó a generaciones.
El día del deceso, una ambulancia aérea acudió a su mansión en Chalfont St. Giles para trasladarlo de urgencia al Hospital Harefield, donde permaneció cerca de una hora. La familia Osbourne, que hasta ahora había guardado silencio sobre los detalles, enfrentó el desenlace de una larga lucha del artista con enfermedades que lo habían alejado progresivamente de los escenarios.