El Kremlin exige desarme, neutralidad y cesiones territoriales, mientras Kiev insiste en una tregua inmediata supervisada por terceros y rechaza lo que considera una rendición disfrazada.
Durante una nueva ronda de negociaciones en Estambul, Rusia entregó un documento con exigencias que Ucrania calificó como inaceptables. Entre las condiciones impuestas por Moscú se incluye la retirada total de las tropas ucranianas de varias regiones ocupadas, el desarme del país, la renuncia a toda futura compensación por la invasión, la neutralidad política permanente y la ilegalización de movimientos considerados nacionalistas.
Además, Rusia propone una secuencia de pasos que prioriza sus propios intereses estratégicos: exige que Ucrania se retire de los territorios en disputa antes de iniciar un alto el fuego de apenas 30 días. Desde Kiev, interpretan esta propuesta como una exigencia de capitulación más que como una verdadera búsqueda de paz.
Por su parte, Ucrania propuso una tregua inmediata e incondicional, también de 30 días, pero con supervisión internacional, y reafirmó su rechazo a reconocer las anexiones rusas realizadas desde 2014. Aunque admite que su ingreso a la OTAN es poco probable a corto plazo, pide garantías de seguridad efectivas.
Entre las demandas ucranianas también figura la devolución de alrededor de 400 menores trasladados forzosamente desde su territorio durante el conflicto, lo que Kiev considera parte de una campaña de limpieza cultural.
En paralelo a las negociaciones, continúan los ataques en puntos estratégicos, como el puente de Kerch, mientras ambas partes intentan ganar terreno político y militar. La postura que adopten actores internacionales como Estados Unidos será clave para definir el rumbo de este conflicto en los próximos meses.