El primer debate presidencial, a dos meses de los comicios, estuvo marcado por la tensión entre José Antonio Kast y
Jeannette Jara. Ambos candidatos centraron sus intervenciones en la historia reciente de Chile, la memoria del golpe de 1973 y la forma de abordar los desafíos actuales del país, evidenciando desde el inicio profundas diferencias ideológicas.
Kast insistió en la necesidad de “pasar la página” y enfocar la agenda en problemas cotidianos como la seguridad, la economía y la generación de empleos. Por su parte, Jara destacó la importancia de mantener la memoria histórica y garantizar verdad y justicia para las víctimas de la dictadura, afirmando que no se puede construir el futuro del país ignorando el pasado.
El debate también sirvió para que ambos candidatos expusieran sus propuestas en materia social, educación y política exterior, dejando en evidencia que las elecciones podrían definirse por la capacidad de conectar con las demandas de los votantes y posicionar sus ideas frente a un electorado cada vez más polarizado.

