Israel bombardeó múltiples instalaciones nucleares y militares en Irán en una operación que causó la muerte de altos mandos y científicos, mientras el país activó el estado de emergencia ante la amenaza de represalias iraníes.
Israel lanzó durante la madrugada una serie de ataques aéreos en Irán, concentrándose en cerca de 100 objetivos, incluidos sitios nucleares como Natanz y bases militares. En la operación, denominada “León Creciente”, participaron más de 200 aviones. El gobierno israelí declaró estado de emergencia en todo el país por temor a una respuesta inmediata.
Los bombardeos dejaron un alto saldo de víctimas, entre ellos el comandante de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami; el jefe del Estado Mayor, Mohammad Bagheri; y al menos seis científicos nucleares. Irán calificó la ofensiva como una “declaración de guerra” y prometió represalias inmediatas.
En respuesta, Irán lanzó más de 100 drones hacia territorio israelí, aunque la mayoría fueron interceptados por los sistemas de defensa. El líder supremo, Alí Jameneí, advirtió que Israel enfrentará un castigo “amargo y doloroso”, mientras un portavoz militar iraní amenazó con una respuesta directa también contra Estados Unidos.
Estados Unidos negó tener participación en el ataque, señalando que Israel actuó por su cuenta. El secretario de Estado estadounidense afirmó que su único objetivo es proteger al personal estadounidense desplegado en la región.
La Agencia Internacional de Energía Atómica confirmó que las instalaciones nucleares atacadas sufrieron daños, pero sin reportes de fugas radiactivas. Varios países vecinos cerraron su espacio aéreo y advirtieron sobre el riesgo de una escalada regional.
La situación ha elevado la tensión en Oriente Medio a niveles críticos, con un posible recrudecimiento del conflicto en los próximos días.