Por Ricardo Rincón González, Abogado.
La reunión que Chile acogerá bajo el alero del BRICS, con Presidentes hoy enfrentados a Estados Unidos o debilitados políticamente en sus países, es un acto que revela más improvisación que estrategia.
Más que fortalecer la posición internacional de Chile, la cumbre que encabezará el Presidente Boric llega en el peor momento posible, cuando la relación con Estados Unidos —nuestro segundo socio comercial y actor clave en nuestras exportaciones de cobre— ya enfrenta tensiones importantes.
Organizar un encuentro con líderes como Lula, Petro o Sánchez, justo cuando ellos atraviesan crisis políticas y pierden respaldo interno, es además una apuesta que parece responder más a afinidades personales o ideológicas que al interés estratégico de Chile.
El riesgo es claro: exponer innecesariamente al país a roces diplomáticos sin obtener beneficios tangibles a cambio. Y eso, en política exterior, no es pragmatismo ni audacia: es falta de visión.