La Franja de Gaza sufre una crisis de liquidez sin precedentes, con casi todos los bancos cerrados y la población luchando por acceder a dinero en efectivo, exacerbando la ya grave situación humanitaria.
La Franja de Gaza se encuentra sumida en una profunda crisis financiera. Desde el inicio del conflicto en octubre de 2023, la infraestructura bancaria ha colapsado, dejando a la mayoría de la población sin acceso a servicios financieros básicos. Actualmente, solo una sucursal bancaria permanece operativa, enfrentando una demanda abrumadora de ciudadanos desesperados por retirar fondos.
La escasez de efectivo ha obligado a muchos a depender de transferencias electrónicas y métodos informales para obtener dinero, lo que ha generado un mercado negro de divisas y ha aumentado la vulnerabilidad económica de las familias. La falta de liquidez también ha afectado a las pequeñas empresas, muchas de las cuales han tenido que cerrar debido a la imposibilidad de realizar transacciones o pagar a sus empleados.
Esta crisis financiera se suma a una situación humanitaria ya crítica. El desempleo en Gaza ha alcanzado niveles extremos y la economía de la región opera a una fracción de su capacidad habitual. Se estima que el conflicto ha hecho retroceder gravemente el desarrollo económico local.
Las restricciones impuestas por Israel, incluyendo el bloqueo de ingresos fiscales y la limitación del acceso a recursos esenciales, han agravado la situación. La población enfrenta una escasez severa de alimentos, medicinas y otros bienes básicos, mientras que la infraestructura de salud y educación está al borde del colapso.
Organizaciones internacionales han hecho un llamado urgente para abordar la crisis económica y humanitaria en Gaza, enfatizando la necesidad de restaurar los servicios bancarios y proporcionar asistencia financiera directa a la población afectada. Sin una intervención inmediata, la situación podría deteriorarse aún más, con consecuencias devastadoras para los habitantes de la región.