Por Ricardo Rincón González
Abogado
Dejar a tu hijo en una pieza frente a un computador sin ningún control puede llegar a ser más peligroso que dejarle sólo en el centro de Santiago.
En la era digital, las redes sociales se han convertido en una parte integral de la vida cotidiana, especialmente para los jóvenes. Sin embargo, plataformas como Instagram han sido objeto de creciente preocupación debido a su impacto en la salud mental y la seguridad de los menores.
A pesar de que Instagram ha implementado medidas como la configuración predeterminada de cuentas privadas para menores de 18 años y herramientas de supervisión parental, estas acciones han sido consideradas insuficientes por muchos expertos y legisladores. Estudios han demostrado que los algoritmos de la plataforma pueden promover contenido perjudicial, como material relacionado con autolesiones, y facilitar la exposición de los menores a riesgos como el acoso y la explotación sexual.
En respuesta a estas preocupaciones, países como Australia y Nueva Zelanda han propuesto leyes que prohíben el acceso a redes sociales para menores de 16 años, imponiendo multas significativas a las plataformas que no cumplan con estas regulaciones. Estas iniciativas reflejan un esfuerzo por parte de los gobiernos para proteger a los jóvenes de los peligros asociados con el uso de redes sociales sin supervisión adecuada.
Es imperativo que las plataformas de redes sociales asuman una mayor responsabilidad en la protección de los menores. Esto incluye la implementación de sistemas de verificación de edad más efectivos, la mejora de los algoritmos para evitar la promoción de contenido perjudicial y la colaboración con autoridades y expertos en la creación de entornos digitales más seguros para los jóvenes.
La seguridad y el bienestar de los menores en el entorno digital deben ser una prioridad compartida entre las plataformas tecnológicas, los gobiernos y la sociedad en general. Sólo a través de un esfuerzo conjunto se podrá garantizar un espacio en línea seguro y saludable para las futuras generaciones. Ello, claro, si alguna vez los niños so verdaderamente primero.